martes, 24 de febrero de 2009

Trabas

Uno de los culpables del calentamiento global es, sin duda, el cada vez más elevado consumo de energía por parte de los ordenadores. Y no solo por el CO2 que se emite al generar esa energía, sino por el propio calor que los procesadores desprenden. Basta con entrar a una sala de servidores decentemente refrigerada y acercarse a los armarios de cálculo para comprobarlo.

Pero no solo de servidores vive el hombre, ni solo a ellos les afecta el calor. De hecho, a los ordenadores portátiles les afecta más. Es bastante común poner un portátil sobre una mesa (con lo cual sus patitas lo separan de ésta ligeramente). Y también ponérselo sobre las piernas en el sofá, delante de la tele, y cosas parecidas. Pero el detalle importante de estas actitudes es que los portátiles se refrigeran por debajo, y si bloqueamos esa entrada de aire, o es insuficiente, el portátil se recalentará.

Incluso un portátil colocado sobre una mesa, levantado por sus propias patas de goma, se recalienta si está trabajando en serio. Claro que mucha gente no lo nota porque sus portátiles no hacen cálculo numérico, solamente escribir cartas y leer correos, pero... ¿de verdad quieres ver tu portátil trabajando con el estrangulador al 12%? O peor, ¿quemado?

Si, como yo, pones tu portátil realmente a prueba, no necesitas comprar esos elevadores USB con ventilador tan monos que hay en muchos sitios a la venta... sobre todo porque aparte de costar dinero, el ventilador USB consume más aún la batería del portátil (o eleva la factura de la luz). No. Basta con cuatro trabas de la ropa.

Lo hemos hecho


Finalmente, lo conseguimos, y cumplimos con la fecha de San Valentín.

Debian 5.0 (antes conocida como «Lenny») ya está en la calle.

Ahora es tiempo de arreglar los fallos que surjan y trabajar en la siguiente versión, «Squeeze».

lunes, 9 de febrero de 2009

fam

Odio famd. Cada vez más.

famd es el «file alteration monitor», un demonio que se encarga de estar al tanto de las modificaciones que puedan sufrir los ficheros. Gracias a él, un proceso cualquiera, como puede ser un gestor de ficheros, no necesita preguntar constantemente al disco si han ocurrido cambios en un fichero, sino que simplemente puede encargarle a famd que le avise si dichos cambios se producen.

El problema es que a veces famd se vuelve loco y empieza a utilizar toda la CPU disponible, lo cual es, en general, un engorro, y en particular para un servidor, un problema.

He acabado por quitarlo.