Acabo de volver a jugar a StarCraft, ese maravilloso juego de Blizzard ambientado en el espacio. Y por supuesto, lo he hecho en Linux, aunque se trata de un juego que tengo para otro sistema operativo. Y ello gracias a una capa de emulación del API llamada Wine.
El objetivo de Wine es precisamente que los programas creados para Windows puedan ser ejecutados en Linux. Para ello, pone una capa entre el programa y el sistema de tal manera que las peticiones a Windows del programa son capturadas por Wine, que las transforma en peticiones a Linux.
Volver a tener a los Zerg bajo mis órdenes ha sido una maravillosa experiencia. Ya no se hacen juegos como los de antes, con buena jugabilidad y un guión serio.
La pena es que Wine no destaca precisamente por su manejo del sonido. Tiene la mala costumbre de requerir acceso exclusivo al sistema de sonido, ya sea OSS o ALSA. Y eso en KDE es una mala idea: o juegas sin sonido, lo que no es agradable, o no tienes sonido en el sistema. Yo, la verdad, si me pongo a jugar, quiero el sonido. Así que uso el siguiente truco:
~/.wine/dosdevices/c:/Archivos de programa/Starcraft$ artsdsp sh wine StarCraft.exe
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